La reintroducción del quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) en la sierra de Grazalema, Cádiz, marca un importante avance en los programas de conservación de grandes rapaces en Andalucía. Este emblemático ave, cuya última reproducción documentada en la región se registró en 1983, había tenido sus últimos avistamientos en Cazorla en 1986. Sin embargo, gracias a un esfuerzo científico sostenido durante décadas, la especie está de vuelta, lo que no solo contribuye a la recuperación de la biodiversidad, sino que también fortalece la salud de los ecosistemas locales.
Juan Antonio Martín, jefe de servicio de Geodiversidad y Biodiversidad de la Consejería de Medio Ambiente, subraya la relevancia de este proyecto: «El proyecto de reintroducción del quebrantahuesos tiene detrás décadas de trabajo científico que hoy permiten dar pasos sólidos hacia su regreso a Grazalema». Además, destaca la importancia de conservar los paisajes que hacen posible la presencia de esta especie, cuyo antiguo hábitat abarcaría casi todas las Sierras Béticas, desde Cádiz hasta Almería.
La reintroducción en Grazalema se inspira en programas previos desarrollados en Andalucía Oriental, especialmente en los parques naturales de Cazorla, Segura y Las Villas, así como en Sierra de Castril, donde desde 2006 hasta 2025 se han liberado un total de 102 ejemplares, de los cuales 61 continúan vivos. El éxito del proyecto ha sido posible gracias a la colaboración de centros especializados como la Vulture Conservation Foundation y el Centro de Cría Guadalentín en Cazorla, quienes han trabajado para garantizar que los ejemplares liberados se adapten progresivamente al medio.
La participación de ganaderos, asociaciones de pastoreo y entidades cinegéticas también ha sido fundamental para facilitar la vigilancia y protección de los quebrantahuesos en la sierra gaditana. La ganadería extensiva y la presencia de razas autóctonas, como la cabra payoya y la oveja merina, contribuyen a mantener un paisaje abierto, ideal para la alimentación y el vuelo de estas aves.
Con la llegada de nuevos ejemplares, el futuro del quebrantahuesos se presenta esperanzador. Un hito notable en este proceso fue el nacimiento de la polluela Esperanza en 2015, el primer quebrantahuesos capaz de volar sin asistencia humana. A partir de 2024, la reintroducción se extenderá más allá de los puntos tradicionales de Andalucía Oriental, con la liberación de ejemplares en Sierra Nevada.
La orografía escarpada de Grazalema y sus microclimas húmedos constituyen un entorno óptimo para la especie, garantizando la disponibilidad de alimento y refugio. Además, la diversidad de ecosistemas favorece la sostenibilidad y la salud del ecosistema local.
Quero, director del Parque Natural de la Sierra de Grazalema, enfatiza que recuperar la presencia del quebrantahuesos reafirma la identidad natural de las sierras. «La futura reintroducción es una oportunidad para demostrar que la conservación y el desarrollo del territorio pueden ir de la mano», señala.
Desde una perspectiva ecológica, la reintroducción de esta especie genera un impacto positivo en el equilibrio del ecosistema. El quebrantahuesos actúa como agente de limpieza natural, al alimentarse de restos de animales, lo que reduce la propagación de enfermedades y mantiene equilibradas las poblaciones de carroña.
El proyecto, desarrollado bajo estrictos criterios científicos y éticos, contempla una planificación meticulosa de cada suelta, evaluando la salud de los ejemplares y la compatibilidad con su hábitat. La Consejería de Medio Ambiente prevé también organizar encuentros dirigidos a sectores como el turismo de naturaleza y la observación de aves, lo que podría traducirse en nuevas oportunidades económicas para la comarca.
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