A partir de este enero, la baliza V16 conectada al coche se convertirá en el dispositivo oficial autorizado para señalizar un vehículo accidentado o estacionado en la carretera. Esta decisión tiene como objetivo primordial aumentar la seguridad vial y reducir el número de atropellos que a menudo ocurren cuando los conductores se ven obligados a abandonar sus vehículos para colocar los tradicionales triángulos de advertencia.
Sin embargo, la incorporación de esta innovadora señalización también puede presentar sus propios desafíos. Edi Díaz, un bombero profesional con amplia experiencia en situaciones de emergencia, ha expresado sus inquietudes en un reciente video tras participar en la atención a un accidente en una curva, donde un vehículo había volcado hacia el lateral. «¿Dime dónde pongo la baliza, qué hacemos con ella?», cuestionó Díaz, recordando las dificultades que presenta la instalación del nuevo dispositivo en ciertos escenarios, como cambios de rasante o curvas cerradas. Según su perspectiva, «en condiciones de luz diurna, no será visible», lo que podría incrementar el riesgo de accidentes.
El bombero reiteró la importancia de señalizar adecuadamente el área al menos 50 metros antes del vehículo siniestrado para proporcionar una advertencia efectiva a los demás automovilistas. «Como bombero no queremos extraer a nadie de un vehículo, y esto (la baliza) está bien como señal adicional, pero debe ser solo eso: algo adicional», enfatizó.
Desde la Dirección General de Tráfico (DGT), justifican la implementación de la baliza V16 argumentando que los triángulos obligan a los conductores a salir del vehículo, exponiéndolos a potenciales peligros en la circulación. De hecho, la DGT ha registrado varios casos de atropellos ocurridos durante estas maniobras y busca reducir esas situaciones de riesgo a través del uso de la baliza.
La discusión sobre la efectividad y seguridad de la baliza V16 continúa, planteando interrogantes sobre su correcta utilización y la necesidad de educar a los conductores sobre las mejores prácticas para garantizar la seguridad en la carretera. Sin duda, la transición hacia esta nueva forma de señalización requerirá un análisis constante y ajustes que aseguren la protección tanto de los conductores como de los servicios de emergencia involucrados en la atención de accidentes.
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