El apagón que ha dejado sin electricidad a España se produjo de forma “súbita” tras la desaparición de 15 gigavatios de la red eléctrica durante cinco segundos, cantidad que supone el 60% de la energía total que se estaba consumiendo a las 12:33 horas de este lunes. Esto es algo que “no ha ocurrido jamás”, según ha explicado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su segunda comparecencia de emergencia. Sin embargo, todavía no existe explicación a esa pérdida y no se descarta ninguna hipótesis.
La situación ha dejado imágenes insólitas en diversas ciudades: calles sumidas en la oscuridad, viandantes alumbrándose con la luz de sus teléfonos móviles, comercios operando a media fuerza y viviendas iluminadas por velas. Mientras el país intenta recobrar la normalidad, el contraste entre zonas con y sin luz sigue siendo evidente. Algunas terrazas de bares en las áreas no afectadas mantenían su actividad, mientras en otras, la vida parecía detenida en plena noche.
En la ciudad de Málaga, el restaurante de un conocido hotel logró mantenerse en funcionamiento gracias a su propio sistema eléctrico, albergando a decenas de comensales, muchos de ellos turistas extranjeros que habían quedado varados. El sector hotelero ha vivido horas intensas, acogiendo a viajeros que no lograron contactar con propietarios de apartamentos turísticos o cuyos vuelos fueron cancelados, como han confirmado fuentes del sector.
El impacto del apagón ha ido más allá de la simple falta de luz. El transporte ha sido uno de los sectores más afectados: autobuses que duplicaban sus tiempos habituales debido a rotondas congestionadas, trenes de cercanías paralizados y pasajeros atrapados en diversos puntos del país. El Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible ha informado que, aunque ya se ha rescatado a los viajeros de 123 de los 126 trenes afectados, todavía quedaban pendientes algunos convoyes detenidos en Navarra, Córdoba y Almería. La Unidad Militar de Emergencias (UME) ha intervenido para asistir en los rescates.
En Madrid, se activaron medidas de emergencia para ofrecer refugio a los viajeros que quedaron atrapados en estaciones como Atocha y Chamartín. El Movistar Arena anunció su apertura durante toda la noche para alojar a quienes lo necesitaran, como parte del plan coordinado con la Comunidad de Madrid, que también ha dispuesto autobuses para facilitar los traslados.
La escena repetida en muchas ciudades era similar: policías locales regulando manualmente el tráfico ante semáforos apagados, fachadas de iglesias iluminadas destacando en barrios oscuros y supermercados cerrados donde grupos de personas intentaban captar conexión wifi desde la calle.
A medida que las horas pasaban y las baterías de los móviles se agotaban, muchos buscaban en cajones las tradicionales velas o acudían a tiendas cercanas para hacerse con alguna fuente de luz improvisada. Historias humanas como la de un niño ucraniano, que recordaba ante su profesora cómo en su país vivían solo con cuatro horas de luz al día, daban un tono aún más emocional a una jornada ya de por sí excepcional.
Aunque la recuperación avanza, Red Eléctrica ha advertido de que sigue trabajando para garantizar el restablecimiento completo del suministro. Mientras tanto, tanto autoridades como ciudadanos se afanan en volver a la normalidad en una de las noches más extrañas que se recuerdan en España.






