El San Fernando CD, cuyo entorno actual se encuentra sumido en una profunda tristeza y abatimiento, enfrenta tiempos difíciles. A medida que los días avanzan, cada uno parece más pesado, como si fueran losas que se añaden a la carga del club. La incertidumbre sobre su futuro se torna aterradora, especialmente ante una falta alarmante de acontecimientos y noticias que alimenten la esperanza.
Desde la sede social del club, el ambiente es un verdadero mar de dudas. El presidente había anunciado su salida, pero la comunicación con los propietarios —situados a 5.000 kilómetros de distancia— brilla por su ausencia. Según se ha sabido, diversas empresas han mostrado interés en adquirir el club, sólo para recibir en respuesta un rotundo «no» desde Emiratos Árabes. Si la intención de los propietarios no es vender, surge la pregunta: ¿por qué este silencio abrumador? Para muchos, esto solo puede interpretarse como una dejadez, una inacción que condena al San Fernando a una muerte lenta en la Tercera RFEF.
El entrenador, Louis Kizinger, parece atrapado en esta telaraña de incertidumbres. Su comunicación con los dueños se ha debilitado, limitándose a un frustrante “sigo a la espera de recibir instrucciones para actuar. No sé nada más”. La inquietud crece mientras él mismo finaliza su periplo en la entidad azulina, sin que se vislumbre un horizonte claro.
Los empleados del club, flagelados por la angustia, también sienten el peso de la incertidumbre. Algunos se han atrevido a mencionar que el presidente, o expresidente, les ha sugerido discretamente que busquen nuevas oportunidades laborales. Esta situación ha llevado a la rescisión de contratos de varios jugadores, tanto del equipo B como del juvenil A, muchos de los cuales contaban con opciones de renovación. Este movimiento indica que algo se está gestando en el interior del San Fernando, generando un clima de temor que puede hacer zozobrar aún más una nave que parece ir a la deriva.
La cantera, uno de los pilares fundamentales del club, se encuentra igualmente consternada. La confusión reina y el tiempo corre contra ellos: solo les quedan unos 25 días para planificar una temporada que debe inscribirse antes del 15 de julio.
En este contexto, la indecorosa separación entre los propietarios y el club parece inminente, ya que la falta de información y actividad persiste. Louis Kizinger, que era visto como la figura clave del grupo propietario, ahora aparece desvinculado de sus funciones, lo que agrava aún más la situación.
La afición, por su parte, busca arrojar luz sobre el desconcierto reinante. Este viernes, a las ocho de la tarde, está convocada una reunión de pequeños accionistas (AUPA), peñas y aficionados en el estadio Iberoamericano de Bahía Sur. La desesperación es palpable y el futuro del San Fernando CD pende de un hilo, un barco que navega sin rumbo en aguas turbulentas. La esperanza se disipa, y lo que queda es la invitación a todos a unirse y luchar por el alma de un club que merece más que su actual destino.
