La próxima temporada, los aficionados del Cádiz CF Mirandilla y del San Fernando CD deberán adaptarse a una realidad amarga: ambos equipos descenderán a la Tercera Federación, la quinta categoría nacional. Este desenlace ha sido más que predecible, especialmente tras la reciente victoria del filial gaditano. Sin embargo, esta alegría momentánea se vio empañada por otros resultados que dejaron claro el destino de ambos conjuntos.
Desde el inicio del campeonato, las estadísticas han hablado por sí solas. El Cádiz CF Mirandilla finalizó con 16 derrotas, convirtiéndose en el segundo equipo más goleado de su grupo, mientras que el San Fernando no se quedó atrás, acumulando 15 derrotas en 34 jornadas. Las cifras son un reflejo directo de la descomposición futbolística que ambos equipos han exhibido en el terreno de juego. En muchas ocasiones, la situación fue tan penosa que resultó difícil justificar la calidad individual de los jugadores, quienes aunque talentosos, no lograron cohesionar en un conjunto efectivo.
El partido en El Rosal fue un digno ejemplo de esta travesía hacia el abismo. Por un lado, el Cádiz CF Mirandilla mostró un mínimo de orgullo al lograr un triunfo que, aunque vacuo, al menos sirvió para cerrar la temporada con una nota positiva. En cambio, el San Fernando, que dependía enteramente de sí mismo, se entregó sin luchar, reflejando una vez más su incapacidad para reaccionar ante la adversidad. La falta de mordiente y liderazgo fue evidente; la desesperación se adueñó de los isleños, quienes jamás se acercaron al empate.
El encuentro no solo fue un castigo para los jugadores, sino también para los pocos aficionados que se dieron cita. Las dificultades para acceder al estadio sumaron caos a una experiencia ya de por sí decepcionante. La realidad del fútbol en estos instantes es compleja, y este enfrentamiento, lejos de ser un espectáculo, se asemejó más a una lección de lo que no se debe hacer en un campo de juego.
El San Fernando inició el partido con una timidez alarmante, temeroso de encajar un gol que finalmente llegó tras una falta clara sobre Ismael Álvarez. Álvaro Bastida fue el encargado de transformar el penalti en el primer tanto, dejando al equipo visitante aún más desmoralizado. La infortunada lesión de Germán, un veterano que estuvo ausente en el partido que definía la temporada, culminó en una primera parte gris.
A pesar de todo, hubo un breve atisbo de esperanza para el San Fernando entre los minutos 60 y 65, donde mostraron algo de lo que podrían ofrecer. Sin embargo, esta fase de reacción se vio truncada rápidamente por otro gol en contra, esta vez fruto de un desajuste defensivo que permitió a Ismael Álvarez marcar de nuevo. A partir de ahí, los jugadores del San Fernando bajaron los brazos, entregándose a un destino que ya parecía inexorable.
Finalmente, el pitido del árbitro en el minuto 94 certificó el descenso de ambos equipos. Un final bochornoso que no solo dejó a los jugadores con el rostro sonrojado, sino que también evidenció la necesidad imperiosa de una profunda reestructuración en ambas entidades futbolísticas. El camino hacia la recuperación será largo, pero ahora, más que nunca, la afición y los clubes deben unirse para poder afrontar el reto que se avecina en la Tercera Federación.






