En los últimos años, el fútbol español y mundial ha sido testigo de una notable transformación con la irrupción de grandes grupos financieros en la propiedad de clubes deportivos. La reciente adquisición del Atlético de Madrid por Apollo Sports Capital (ASC) marca un hito más en esta tendencia, consolidando la influencia de los fondos de inversión en el deporte.
Apollo Global Management, a través de su filial deportiva ASC, se convierte así en el nuevo accionista mayoritario del conjunto rojiblanco. Este acuerdo, que se ha alcanzado sin la divulgación de cifras precisas, asegura la continuidad en la dirección del club bajo Miguel Ángel Gil, consejero delegado, y Enrique Cerezo, presidente. Además, Quantum Pacific Group y Ares Management, principales accionistas, permanecerán en sus roles actuales.
El Atlético de Madrid no es el único club que ha cambiado de manos en este año 2025; el Espanyol, que pertenecía al empresario chino Chen Yanseng desde hace casi una década, ahora es parte de Velocity Sports Partners, propietario del Burnley FC, tras una inversión de 130 millones de euros que le otorga al grupo el 99,65% del capital social del club perico. Sin embargo, Chen retiene una participación del 16,45%.
La influencia de grandes corporaciones no se limita a los equipos de La Liga, ya que el Girona tiene como accionista mayoritario al City Group, que controla clubes en diversas ligas internacionales, incluyendo el Manchester City y el New York City. Asimismo, otros equipos de la segunda división española como el Albacete y el Córdoba también han cambiado de propietarios, incorporándose a la lista de equipos bajo el ala de grandes grupos inversores.
Más allá de las fronteras españolas, el fenómeno se repite en Europa. La Premier League refleja este cambio con cinco de los seis integrantes del ‘Big Six’ siendo propiedad de grupos de inversión significativos. El caso del Manchester United, controlado por la familia Glazer desde 2005, y el Arsenal, que pasó a manos de Stan Kroenke, son ejemplos claros de cómo las instituciones deportivas se han convertido en activos atractivos para estos conglomerados financieros. El Chelsea, por otro lado, estableció un récord de venta al ser adquirido por un consorcio liderado por Todd Boehly por casi 5.000 millones de euros en 2022.
Esta invasión de fondos de inversión plantea interrogantes sobre el futuro del fútbol, ya que la búsqueda de retorno financiero a menudo puede entrar en conflicto con los intereses tradicionales y emocionales de los aficionados. En cualquier caso, parece claro que el paradigma del fútbol está cambiando, y este nuevo modelo de gestión continuará moldeando el paisaje del deporte rey en los próximos años.
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