En un reciente comunicado, el Movimiento Sumar Cádiz ha puesto sobre la mesa un tema que ha generado una notable controversia y debate en la ciudad: el cambio de nombre del puente José León de Carranza por el del insigne poeta y escritor Rafael Alberti. Según la diputada Esther Gil de Reboleño, este cambio no solo es posible, sino que ya cuenta con un amplio consenso entre las autoridades, incluyendo el Ministerio de Transporte.
Desde diciembre del año pasado, la subdelegación del Gobierno en Cádiz ha comenzado a trabajar en esta iniciativa, que busca redimir la memoria de una figura histórica vinculada al franquismo. A medida que se ha desarrollado este proceso, se han organizado reuniones entre historiadores y autoridades para recopilar información sobre la etapa política de Carranza durante la Guerra Civil y su tiempo como alcalde, que culminó con su muerte en 1969, justo antes de la inauguración del puente que lleva su nombre.
Esther Gil de Reboleño defiende firmemente que «nuestra ciudad merece que una de sus infraestructuras más emblemáticas lleve el nombre de quien llevó el nombre de Cádiz por el mundo con su poesía y su lucha por la libertad». Este sentimiento ha resonado en la comunidad gaditana, evidenciado por la recopilación de casi 4.000 firmas en apoyo a la propuesta de cambiar el nombre del puente, algo que el Movimiento Sumar considera un respaldo notable.
El cambio de nombre se fundamenta en la Ley de Memoria Democrática, que persigue corregir injusticias históricas y resarcir a figuras que fueron marginadas o silenciadas. En este caso, la sustitución del nombre de Carranza —un personaje que representó un régimen opresor— por el de Rafael Alberti, un poeta comprometido y símbolo de la libertad, es vista como un paso necesario y simbólico hacia la reconciliación con el pasado.
Sin embargo, la campaña también ha puesto de manifiesto la falta de apoyo del Ayuntamiento gaditano, que desde la perspectiva de Sumar, ha ignorado el clamor popular en favor de esta transformación. La ausencia de una postura oficial por parte del consistorio, que podría haber impulsado aún más la iniciativa, ha sido objeto de crítica por parte de los defensores del cambio.
Entre los logros significativos de esta campaña se halla la carta enviada por Gil de Reboleño al ministro de Transportes solicitando el cambio, así como la revocación de la Medalla al Mérito en el Trabajo otorgada póstumamente a Carranza. Estas iniciativas han ido acompañadas de un creciente apoyo en redes sociales y medios de comunicación, reflejando un deseo colectivo de avanzar hacia una memoria más justa.
El renombramiento del puente, más allá de ser una cuestión de nomenclatura, representa una reafirmación de la identidad gaditana y un homenaje a aquellos que lucharon por un legado de libertad y cultura. Como concluye la diputada por Cádiz, «este pequeño gran gesto… es también una forma de reafirmar lo que somos: un pueblo orgulloso de su cultura, de su gente y de quienes, como Alberti, han dado tanto por Cádiz y por España entera».
Así, el futuro del puente puede estar cada vez más alineado con la memoria democrática, promoviendo un sentido de orgullo cívico y cultural que honra a aquellos que han contribuido significativamente a la historia de España.







