En un marco histórico y emblemático, Cádiz ha celebrado la gran despedida del Festival Cádiz Romana, un evento que rinde homenaje al legado romano de la ciudad. El corazón de esta celebración se situó en el mismísimo arranque de la Vía Augusta, la calzada que conectaba Cádiz con Roma y que se considera una de las primeras autopistas de Europa. La Plaza de la Constitución y Puertas de Tierra se convirtieron en el escenario ideal para que Gades resurgiera con todo su esplendor.
Durante una hora, los asistentes fueron cautivados por «Foedus, Gaditanorum», una pieza teatral creada por el gaditano Juan Sebastián Domínguez. El espectáculo reunió a medio millar de participantes, entre cantantes, actores y bailarines, que llevaron a cabo una representación vibrante y dinámica. La dirección de la obra llevó al público a un viaje visual y emocional, haciendo que miraran al cielo y a la tierra, ampliamente inmersos en la experiencia.
Uno de los momentos más destacados fue la aparición de la diosa Nike, interpretada por la reconocida artista Pasión Vega. Su voz, cargada de sentimientos y nostalgia, resonó en el aire mientras entonaba temas que evocaban la grandeza de Roma: “Roma revolution, Roma Imperium, Roma victoris, Roma mare nostrum”. Una actuación que hizo delirar a los presentes y que simbolizó el pacto entre Gadir y el Imperio Romano.
Asimismo, la sensualidad y libertad de la bailarina Marta Ortiz, en el papel de Teletusa, trajo al presente la figura de las puellae gaditanae, las célebres bailarinas de la antigüedad. Su interpretación rompió las barreras del tiempo, creando un ambiente festivo que mezclaba la esencia de las bacanales romanas con un toque moderno, reminiscentes de las raves actuales.
Este año, el Festival Cádiz Romana, que celebra su segunda edición bajo el proyecto municipal «Orgullos@s de Nuestra Historia», ha demostrado que el turismo cultural y el legado histórico son pilares fundamentales para la identidad gaditana. La noche concluyó con una explosión de aplausos y elogios hacia todos los involucrados, dejando claro que la historia de Gades sigue viva y latente, lista para ser contada y celebrada en las generaciones venideras.
